ESP / CAT
ESP
Una alimentación equilibrada es básico para un buen estado de salud. Por
ello tenemos el derecho (y debemos, para nuestro bienestar) estar informados
de los ingredientes de los productos alimentarios que compramos. El 13 de
diciembre de 2014 entró en vigor el Reglamento (UE) nº 1169/2011 del Consejo Europeo de 25 de octubre de 2011 sobre
la información alimentaria facilitada al consumidor. Entre las distintas
obligaciones, debemos saber que este Reglamento obliga a incluir en los
productos alimentarios: todos sus ingredientes en orden decreciente en función
de la cantidad que incluya el producto, una mención destacada de cualquier
ingrediente que cause alergia o intolerancia y, desde diciembre de 2016, es
obligatorio una Tabla Nutricional que incluya, como mínimo, el valor energético y la cantidad de proteínas, grasas,
ácidos grasos saturados, hidratos de carbono, azúcar y sal por 100 gramos (ó
100 mililitros) de producto.
El porcentaje recomendado de calorías de nuestra dieta que provengan de las
grasas es del 30-35%. Debemos tener en cuenta que cada gramo de grasa aporta 9
Kcal, más del doble que los hidratos y las proteínas. Como ya comentamos en un
post anterior, las grasas no saturadas son preferibles a las grasas saturadas y
sobretodo a los ácidos grasos trans. Es bueno saber que la manera de cocinar o
cómo sean elaborados los productos que compramos, genera enormes diferencias
calóricas. Así 100 gramos de patatas cocidas, fritas en sartén o fritas de
bolsa aportan 86, 223 ó más de 500 calorías, respectivamente.
En este sentido, en la elaboración de productos alimentarios, el aceite
vegetal más usado a nivel mundial, es el aceite de palma. El aceite de palma es
la grasa que se obtiene del prensado de la pulpa del fruto de una palmera
africana llamada Elaeis guineensis. Esta palmera se caracteriza por su
rápido crecimiento y el alto rendimiento de su fruto, así como por la
agresividad respecto a su entorno para captar recursos. Es
originaria de África Occidental, aunque su principal área de producción se
encuentra en Indonesia y Malasia. El aceite de palma, está formado en un 48% por ácidos grasos saturados (principalmente
el palmítico), un 37% aproximadamente de ácidos grasos monoinsaturados (ácido
oleico, sobre todo) y el 10% restante, de poliinsaturados. Aunque el aceite de
palma en su estado natural es rico en
vitaminas como la vitamina A y E y betacarotenos (antioxidantes), tras
su procesamiento de refinamiento en la industria, pierde su composición
nutricional y el aceite que llega a los consumidores posee un alto contenido en
ácidos grasos saturados.
El consumo habitual
de aceite de palma se ha relacionado
con el desarrollo de obesidad y, sobretodo, de enfermedades cardiovasculares (que son la principal causa de mortalidad en los países industrializados). Algunos estudios también relacionan el
consumo de este aceite con un aumento de riesgo de padecer cáncer, como el de
mama. Pero para que el aceite de palma, u otros aceites, tenga un efecto
cancerígeno, debería calentarse a más de 200ºC. La Organización Mundial de la Salud y el "National Heart, Lung and
Blood Institute" de los Estados Unidos aconsejan limitar el consumo de
ácido palmítico y alimentos con un alto contenido en grasas saturadas. También
la FESNAD (Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y
Dietética) en su “Consenso sobre las grasas y aceites en la alimentación de la población española adulta”,
concluye que un exceso en el consumo de ácidos grasos saturados, como sería una
gran parte del aceite de palma, se asocia con modificaciones negativas en el
perfil lipídico (con un aumento del colesterol total y del colesterol LDL). En
ese mismo Consenso, se recomienda sustituir el consumo de ácidos grasos
saturados de la dieta por poliinsaturados, para reducir el riesgo de
enfermedad cardiovascular.
El aceite de palma se utiliza en gran cantidad de productos procesados en
el mercado debido a sus propiedades que le confieren estabilidad y una textura
cremosa a temperatura ambiente (de hecho, es semisólido a temperatura ambiente,
por eso también se le denomina como “grasa de palma”). Además, permite mantener
la vida útil del producto durante más tiempo y su estructura estable. Los
productos para untar como margarinas, cremas y coberturas de chocolate sin usar
aceite de palma se derretirían con facilidad. El aceite de palma se utiliza en
multitud de alimentos en la industria alimentaria gracias a estas
características. Se emplea, por ejemplo, mezclado con la harina para hacer que
el pan de molde industrial dure tierno más tiempo. También se usa para todo tipo
de aperitivos de bolsa, determinados productos lácteos
como natillas o quesos fundidos infantiles, todo tipo de bollería industrial y
numerosos productos precocinados. Por lo tanto, la mayoría de nosotros
vemos aumentado nuestro riesgo cardiovascular por este consumo inadecuado (inconsciente o... no debidamente informado).
Para saber si un producto lleva aceite de palma, basta con comprobarlo en la lista de ingredientes de su etiqueta. Hay que tener en cuenta, como hemos
comentado, que los ingredientes aparecen ordenados de mayor a menor según su
presencia en el producto envasado. Así, si el aceite de palma se
encuentra de los primeros, nos indica que está en altas concentraciones y no
sería adecuado consumir este producto de forma habitual.
Afortunadamente, las recientes modificaciones en la normativa del etiquetado
exigen que se especifique el tipo de aceite o grasa utilizado, sin poderlo
ocultar bajo el “paragüas” de "grasas vegetales".
Aprender a distinguir el aceite de palma de los alimentos mediante la
lectura del etiquetado, es un punto clave de educación nutricional para saber
qué estamos comiendo realmente y poder elegir las opciones más saludables. Evitar
el consumo excesivo de alimentos que contengan aceite de palma, permitirá
reducir las grasas saturadas ingeridas, cotribuyendo así a reducir nuestro
riesgo cardiovascular y mejorando nuestro bienestar.
CAT
Una alimentació
equilibrada és bàsic per a un bon estat de salut. Per això tenim el dret (i
devem, pel nostre benestar) estar informats dels ingredients dels
productes alimentaris que comprem. El 13 de desembre de 2014 va entrar en vigor el Reglament (UE) Nº 1169/2011 del Consell Europeu de 25 d'octubre de 2011
sobre la informació alimentària facilitada al consumidor. Entre les diferents
obligacions, hem de saber que aquest Reglament obliga a incloure en els
productes alimentaris: tots els seus ingredients en ordre decreixent en funció
de la quantitat que inclogui el producte, una menció destacada de qualsevol
ingredient que causi al·lèrgia o intolerància i, des de desembre de 2016, és
obligatori un Taula Nutricional que inclogui, com a mínim, el valor energètic i
la quantitat de proteïnes, greixos, àcids grassos saturats, hidrats de carboni,
sucre i sal per 100 grams (o 100 mil·lilitres) de producte.
El percentatge recomanat
de calories de la nostra dieta que provinguin dels greixos és del 30-35%. Hem
de tenir en compte que cada gram de greix aporta 9 kcal, més del doble que els
hidrats i les proteïnes. Com ja vam comentar en un post anterior, els greixos
no saturats són preferibles als greixos saturats i sobretot als àcids grassos
trans. És bo saber que la manera de cuinar o com siguin elaborats els productes
que comprem, genera enormes diferències calòriques. Així 100 grams de patates
cuites, fregides en paella o fregides de bossa aporten 86, 223 o més de 500
calories, respectivament.
En aquest sentit, en
l'elaboració de productes alimentaris, l'oli vegetal més usat a nivell mundial,
és l'oli de palma. L'oli de palma és el greix que s'obté del premsat de la
polpa del fruit d'una palmera africana anomenada Elaeis guineensis. Aquesta palmera es caracteritza pel seu ràpid
creixement i l'alt rendiment del seu fruit, així com per l'agressivitat
respecte al seu entorn per captar recursos. És originària
d'Àfrica Occidental, encara que la seva principal àrea de producció es troba a
Indonèsia i Malàisia. L'oli de palma està format en un 48% per àcids grassos
saturats (principalment el palmític), un 37% aproximadament d'àcids grassos
monoinsaturats (àcid oleic, sobretot) i el 10% restant, de poliinsaturats.
Encara que l'oli de palma en el seu estat natural és ric en vitamines com la
vitamina A i E i betacarotens (antioxidants), després del seu processament de
refinament en la indústria, perd la seva composició nutricional i l'oli que
arriba als consumidors posseeix un alt contingut en àcids grassos saturats.
El consum habitual d'oli de palma s'ha relacionat
amb el desenvolupament d'obesitat i, sobretot, de malalties cardiovasculars (que son la principal causa de mortalitat en els països industrialitzats). Alguns estudis també relacionen el consum d'aquest
oli amb un augment de risc de patir càncer, com el de mama. Encara que, perquè l'oli de
palma, o d’altres olis, tingui un efecte cancerigen, cal escalfar-lo a
més de 200 º C. L'Organització Mundial de la Salut i el "National Heart,
Lung and Blood Institute" dels Estats Units aconsellen limitar el consum
d'àcid palmític i aliments amb un alt contingut en greixos saturats. També la
FESNAD (Federació Espanyola de Societats de Nutrició, Alimentació i Dietètica)
en el seu “Consens sobre els greixos i olis en l'alimentació de la població espanyola adulta”, conclou que un excés en el consum d'àcids grassos saturats,
com seria una gran part de l’oli de palma, s'associa amb modificacions
negatives en el perfil lipídic (amb un augment del colesterol total i del
colesterol LDL). En aquest mateix Consens, es recomana substituir el àcids
grassos saturats de la dieta per poliinsaturats, per tal de reduir el risc de
malaltia cardiovascular.
L'oli de palma s'utilitza
en gran quantitat de productes processats en el mercat per les seves propietats
que li confereixen estabilitat i una textura cremosa a temperatura ambient (de
fet, és semisòlid a temperatura ambient, per això també se l'anomena "greix de palma"). A més, permet mantenir la vida útil del producte
durant més temps i la seva estructura estable. Els productes per untar com
margarines, cremes i cobertures de xocolata sense l’oli de palma es fondrien
amb facilitat. L'oli de palma s'utilitza en multitud d'aliments en la indústria
alimentària gràcies a aquestes característiques. S'empra, per exemple, barrejat
amb la farina per fer que el pa de motlle industrial duri tendre més temps.
També s'usa per a tot tipus d'aperitius de bossa, determinats productes lactis com crema o formatges fosos infantils, tot tipus
de pastisseria industrial i nombrosos productes precuinats. Per tant, la majoria de nosaltres veiem augmentat el nostre risc de cardiovascular per
aquest consum inadequat (inconscient o... no degudament informat).
Per saber si un
producte porta oli de palma, és suficient comprovar-ho en la llista
d'ingredients de la seva etiqueta. Cal tenir en compte, com hem comentat, que els ingredients
apareixen ordenats de major a menor segons la seva presència al producte
envasat. Així, si l'oli de palma es
troba dels primers, ens indica que està en altes concentracions i no seria
adequat consumir aquest producte de forma habitual. Afortunadament, les recents
modificacions en la normativa de l'etiquetatge exigeixen que s'especifiqui el
tipus d'oli o greix utilitzat, sense poder-ho amagar sota el “paraigües” de “greixos
vegetals”.
Aprendre a distingir l'oli
de palma dels aliments mitjançant la lectura de l'etiquetatge, és un punt clau
d'educació nutricional per saber què estem menjant realment i poder triar les
opcions més saludables. Evitar el consum excessiu d'aliments que continguin oli
de palma, permetrà reduir els greixos saturats ingerits, contribuint així a
reduir el nostre risc cardiovascular i millorant el nostre benestar.