En junio de 2013 la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), CONTRAINDICÓ el uso de diclofenaco (conocido como Voltaren®) en personas con enfermedad
cardiovascular (CV), como insuficiencia cardíaca, cardiopatía
isquémica, enfermedad cerebrovascular o enfermedad arterial periférica, y en
aquellos sin enfermedad CV pero con factores de riesgo (hipertensión arterial,
diabetes mellitus, hipercolesterolemia o tabaquismo), utilizarlo con especial
precaución. El motivo fué por el mayor riesgo de
desarrollar una enfermedad CV, especialmente cuando se utiliza a dosis altas
(150 mg/dia) y durante periodos prolongados de tiempo. Utilizado de esta manera, un reciente estudio poblacional español ha relacionado el consumo de diclofenaco
con el doble de riesgo de sufrir un ictus.
Por este mismo motivo, el 13 de abril de 2015, la AEMPS recomendó EVITAR el uso de ibuprofeno o
dexibuprofeno a dosis altas (2.400 mg/día o 1.200 mg/día, respectivamente) en
pacientes con enfermedad CV y considerar los factores de riesgo CV antes de
iniciar un tratamiento a largo plazo con estos AINEs. Por otro lado, se remarca que NO
existe mayor riesgo CV con el uso ocasional de ibuprofeno.
Si estás tomando AINEs
de forma crónica, deberías consultar con tu médico para revalorar su riesgo-beneficio. Además, los profesionales médicos podrán estudiar cuál es el origen
del dolor y sus mecanismos implicados. Desde 1965 se conoce la teoría de la Puerta de Entrada del dolor,
propuesta por Melzack y Wall, que explica la influencia múltiple en la selección de entradas del dolor. Existe una interrelación neuronal desde la médula espinal (láminas I y II de Rexed) a nivel cerebral (con participación del tálamo, sistema límbico y córtex) que
hace que se abran o se cierren las vías del dolor. Este sistema, a manera
de compuerta, puede abrirse dejando fluir o incluso amplificar el dolor a través de las
fibras nerviosas ó cerrarse para bloquearlo. En esta regulación central del
dolor, especialmente cuando se cronifica, interviene una amplia variedad de factores fisiológicos, psicológicos,
cognoscitivos y emocionales, que regulan la percepción del dolor (Figura). Así, cuando experimentamos una distracción, se cierra la puerta del dolor y la percepción disminuye porque su interpretación es modulada por la experiencia de
distracción.
Los AINES actúan a nivel periférico y no
tienen efecto sobre este componente central, donde reside la esencia del dolor crónico, tal y como nos explica en su blog el neurólogo A. Goicoechea. Por tanto el excesivo consumo de
AINEs, no sólo puede suponer un mayor riesgo para sufrir una enfermedad CV,
sino que además puede no lograr el efecto analgésico deseado. Una vez estudiado el dolor crónico por un profesional sanitario, es imprescindible tener en cuenta estos mecanismos centrales. De lo contrario, ocurre un fenómeno de sensibilización y memoria del dolor, con un alto componente emocional, que lo perpetuará, tal y como lo comenta el neurofisiólogo experto en dolor, Dr. J. Montero Homs. La consideración de factores emocionales y
psicológicos que pueden influir en nuestra sensación dolorosa, así como buscar
distracciones, pueden reducir tu dolor. Y al contrario, una vida rutinaria, poco estimulante, un bajo estado anímico ó un malestar emocional, lo pueden intensificar. El abordaje
de estos moduladores del dolor, puede reducir la intensidad de tu percepción, contribuyendo así a mejorar tu bienestar.
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